Una llamada más para el fin del mundo

No sé que decir. Tanto mi esposa como yo estamos muy mal de la cabeza. Dos días después de aceptar la separación volvimos a platicar la situación y ambos acordamos que todavía tenemos salvación. Nada raro para un par de bipolares, o al menos neuróticos.

Esos dos o tres días en los que prácticamente fuimos un par de desconocidos bajo el mismo techo, me di cuenta de que verdaderamente estamos juntos sólo porque nos amamos mucho. Ni yo necesito de ella, y estoy seguro de que ella no necesita de mi.

Estas líneas, y estos hechos, no pueden ser otra cosa más que claras señales del fin del mundo, justo ahora que está tan de moda el tema.

Yo bipolar y disperso como polvo de harina, ella neurótica y aprensiva como abrazadera de tubo, ambos con ganas todavía de estar con el otro, de soportarlo todo y buscar la manera de darle vida a esto que ya lleva más de 10 años andando.

De veras que hay que estar muy loco para hacer esto, de veras hay que tener una mente trastornada para aguantar mis desvaríos mis desplantes, mis olvidos... Mi niña, de verdad te amo.

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