Así en en Metro como en la calle

La toma del puente.

9:30 am El ejército de oriente, notablemente más voluminoso e integrado por hombres y mujeres vestidos y dispuestos para batirse con tal de llegar a tiempo a la oficina, madres apuradas con niños adormilados y alguno que otro obrero, tenía todas las ventajas para hacerse del paso en la estación Barranca del muerto.
En el lado poniente, eran unos cuantos los que pretendían cruzar el paso sobre las vías: algunas familias ociosas, estudiantes de pinta, y uno que otro retardado con muy poca paciencia. Pero tenían una ventaja. Al frente del contingente, lenta, muy lenta, iba una anciana que bajaba penosamente por las escaleras ayudada por una andadera y alguna amiga ligeramente menos anciana.
El ejército de oriente, conmovido con aquel vetusto ariete humano, se abrió mansamente.

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