Pocilga

Vivo en una pocilga. Mi vida entera es una pocilga. Eso lo sabe todo el mundo. Pero qué es una pocilga. De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, ese edificio vetusto que nos dice que sí y que no está bien dicho, pocilga es un lugar hediondo y asqueroso. Y sí. Mi vida hiede, y junto con ella, mi casa, mi trabajo, mis futuro. Sobre todo mi futuro. Pero no estoy solo. El resto del país comparte esa parte hedionda del futuro.
Y si mi vida y mi casa es una pocilga, ese bonito ambiente se extiende a la calle, a la ciudad y a todos lados. En general esa ciudad, durante los últimos 40 años, que son de los que puedo dar fe, siempre, invariablemente, ha olido a mierda de perro y orines, humo y basura. Pero en los últimos cinco años y especialmente en el último año, esa hedor se ha intensificado de una manera alarmante y brutal. Falta que llegue hasta el interior de los hogares. Aunque no dudo que ya muchos apestan a mierda. 
Lo digo no sólo porque se puede dar la situación de que la pises en la calle y accidentalmente la introduzcas en tu casa, sino que literalmente tú seas una mierda de persona y empieces a apestar. No es raro. Esta ciudad, este país, está lleno de gente de mierda. Para no ir más lejos. Hace casi dos años yo le renté de buena fe mi departamento a un sujeto, y a los pocos meses dejó de pagar y ahora no quiere dejar el departamento. Llevo ya medio año en un puto juicio que parece no acabar y que no resuelve lo que es obvio: el sujeto y toda su familia es una mierda que merece ser desalojada... Yo, como no soy mierda, aunque vivo en esta pocilga de ciudad, voy por la derecha y no lo saqué a punta de madrazos, como seguramente una persona mierda lo hubiera hecho. Resultado: no he recuperado mi departamento y ese mierda y su familia ha vivido gratis... Así la mierdez.
Pero la pocilga va más allá de mi triste e insignificante problema... Todo el país parece haberse convertido desde hace unos 12 años, en una enorme pocilga cada vez más apestosa y hedionda. Huele a putrefacto, huele a muerte, huele a maldad. En el metro la gente se pelea defendiendo a acosadores, golpean a policías que extrañamente tratan de hacer su trabajo. Y aquellos que viven en la corrupción alientan y permiten desde robos, extorsión, secuestro y violaciones. En cada esquina uno no sabe si se encuentra a un delincuente de civil o uniformado. Uniformado de policía, de servidor público, o de lo que sea... Todos ellos son esa mierda que hace apestar tanto a esta ciudad. 
Y el futuro... ¿Cuál...? 
Que alguien me diga qué futuro bueno se puede tener en este país cuando a diario parece que se toma una decisión peor que la del día anterior.

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