Ahora sí que la cagué

Hay veces en que no sé por dónde empezar... Raro. Las cosa suelen ser más fáciles cuando no tengo que pensar y me dejo llevar por la furia o la tristeza. No hay más. Blanco o negro, siempre en los extremos. Y cuando estoy en la medianía, así me siento, mediano, ni de aquí ni de allá. Mediocre, pues. En cambio, cuado estoy o muy deprimido, o muy eufórico, al menos me siento perteneciente a algo, como si tuviera de nuevo 19 años y me fuera absolutamente necesario pertenecer a uno de estos dos grupos... Y de ahí también el problema. Extrañar la enfermedad a falta de algo mejor que hacer. Pero calma, calma, frío, frío. Más vale llevarla con tiento y no caer en lo que tristemente sí y de nuevo sí. Hace ya algunos días, semanas, incluso un mes o más, la verdad es que me daba mucha pena pensar sobre el caso y escribirlo, pero hoy traigo los dedos flojos; decía que hace algún tiempo perdí el control (sí, ajá, de nuevo) con mi esposa. Le grité, le espeté sin miramientos cosas íntimas y persona...