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Mostrando las entradas de junio, 2011

Soledad zombie 2-2

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Muchos de nosotros hemos sobrevivido gracias al camuflaje. Cuando me di cuenta de que son ciegos y que se orientan con el olfato, comencé a ocultar mi propio olor. Le corté la cabeza a uno de ellos y me embarré de esa bilis negra que llevan dentro. Fue asqueroso. Vomité tres días seguidos, pero como cualquier otra tortura, terminó por agradarme. Ahora puedo estar en medio de ellos sin que me moleste su olor. Y a ellos les toma mucho más tiempo detectarme.

Soledad zombie 1-2

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Es fácil decir que aquí caímos todos y que nadie sobrevivió a l ataque. Pero pocos son los que se atreverán a contar la historia de su sobreviviencia, de las atrocidades que tuvieron que hacer para mantener su vida. Incluso terminar con la vida de otros. Estas líneas la escribo ahora, justo cuando me escondo en una pequeña cabaña en el bosque, al sur de la ciudad, donde todavía no me encuentran.

Odio las fiestas

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No lo puedo evitar: me cagan las fiestas. O al menos me caga la idea que tengo de ellas. Todo tipo de fiestas y reuniones. Siento que el ser humano no debería juntarse tanto y por tanto tiempo. Al final casi siempre las reuniones terminan en un distanciamiento. ¿Por qué a los humanos nos gusta juntarnos sólo para hablar o bailar? El resto de los animales sólo se reune para cazar para reproducirse o para matarse. Sólo el hombre tienen la necesidad de reunirse por el sólo gusto de estar acompañado. Bueno, al menos eso creo. No soy etólogo.

Soñé que...

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Ayer soñé que mi examen se resolvía solo. Ni siquiera tuve que tomar el lápiz y fingir que lo contestaba. Tampoco tuve que hacer esas muecas que todo el mundo cuando está tratando de recordar la fórmula para un problema o la fecha específica de una batalla. Fue tan natural como recibir el cuadernillo del maestro, poner la hoja de respuestas sobre el pupitre y esperar a que las manecillas siguiera su camino.

Monstruos

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No me da pena admitirlo: de niño me daba miedo la oscuridad, cerrar los ojos y ver al diablo. A ninguna de esas dos cosas les temo ya. Pero hay un sujeto que veo todas las mañanas que encarna uno de mis más profundos temores: volverme loco.

Ley de la atracción bipolar

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Me pregunto cuándo la ley de la atracción me hará justicia. Si es que existe, pronto deberá ocurrirme: a) que una bala perdida me de entre ceja y ceja, b) que me despidan del trabajo con liquidación incluida o c) que me saque el melate. Como veo las cosas, lo más probable es que me corran del trabajo sin más dinero que la quincena que corre.  Entonces el mundo se me vendría encima por un tiempo. No sé cuanto. La última vez que me corrieron fue hace más de tres años. No sé que haría ahora si me corren. Lo más increíble es que teniendo un gran empleo no tenga ganas de seguir en él.