Soledad zombie 2-2
Muchos de nosotros hemos sobrevivido gracias al camuflaje. Cuando me di cuenta de que son ciegos y que se orientan con el olfato, comencé a ocultar mi propio olor. Le corté la cabeza a uno de ellos y me embarré de esa bilis negra que llevan dentro. Fue asqueroso. Vomité tres días seguidos, pero como cualquier otra tortura, terminó por agradarme. Ahora puedo estar en medio de ellos sin que me moleste su olor. Y a ellos les toma mucho más tiempo detectarme.