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Mostrando las entradas de enero, 2010

Aniquilemos la Navidad

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Este de aquí es el árbol de Navidad que tengo en mi departamento, sí, todavía este 29 de enero cuando, ya casi estamos dándole la puntilla al primer mes de este 2010. La razón por la que no nos hemos desecho de él no es precisamente por nuestro gran espíritu navideño. Simplemente que es más fácil comprar las cosas que desecharlas. Es una pena que no tengamos el tiempo para quitarlo y bajar los cinco pisos que nos separan de los botes de basura. Ah... pero es que ese es otro paquete. Resulta que si queremos tirar a la basura el cadáver de la Navidad, tenemos que pagar una propina extra al basurero... Prefiero la idea maravillosa y de mi esposa: Cortemos el árbol en pedazos y lo vamos bajando poco a poco... Sí, la idea de destazar este árbol me agrada, sobre todo por la oportunidad de desquitar todas nuestras frustraciones navideñas en él. Sólo tenemos que hacernos un tiempito para realizar nuestro proyecto de hacer cachitos la Navidad de 2009.

Depresión por las noticias

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Aunque el tema principal de esta entrada es Haití y la forma en la que me ha impactado, he preferido no ponerlo en el título para no montarme en la ola noticiosa. Prefiero mantener mi línea antes de aprovechar el tráfico en los buscadores. Es imposible abstraerse por completo a sucesos tan dolorosos como el de Haití. Hace dos días, mi esposa me pidió que quitara las noticias de la televisión porque las imágenes eran muy fuertes. Accedí sin decir nada. Minutos después me reclamó mi falta de sensibilidad. “Eres como de piedra”, o algo así me dijo. No, no soy de piedra, tampoco soy el hombre mas sensible sobre la Tierra, pero ante esta tragedia monumental he preferido quedarme en el papel de simple televidente, ya no digamos lector... Por qué lo he hecho... porque ya bastante tengo con mi propia dificultad de entenderme y llegar al trabajo cada día como para afligirme por lo que pasa a miles de kilómetros a gente que nada tiene que ver conmigo. No soy psicópata... al menos que me lo

Depresión postvacional

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Sí, a veces me acuerdo que hace apenas unos días, era un hombre feliz, que no trabajaba y se la pasaba con su esposa, disfrutando del tiempo juntos, esperando que llegara este monstruo insaciable que es la vida real después de las vacaciones. No sé si exista esa figura que yo quisiera llamar depresión post vacacional. Pero yo estoy seguro que sí existe, que sí pega y que, incluso, puede ser más grave que la depresión de Navidad y la causada por el alza de los impuestos.

 No es extraño que apenas regresamos de vacaciones, la rutina se hace más pesada, el tiempo pasa más lento, y en tanto más frío hace por las noches, en las mañanas es más complicado desprenderse de la cama. A mí me pasa, a mi esposa le pasa, a mis compañeros en la oficina les pasa. Será que estoy rodeado de deprimidos, o que la vida, en general es difícil, cuando se disfrutan tanto los días de descanso.

 Apenas llevo dos semanas de trabajo y ya quiero renunciar de nuevo. No me siento capaz de hacer un año más