El poder curativo de la escritura
De nuevo tengo unos minutos para estar solo, sin nada que hacer y puedo escribir. Pensar un poco. Esta semana pude hacerlo antes también y escribí, pero lo hice a mano. Después de terminar de reflexionar acerca de lo que he sentido en las últimas semanas me queda clara una cosa: a mi me sirve escribir. De alguna manera me cura, me permite poner en orden mis pensamientos y tratarlos como si fueran ajenos a mi. Supongo que es una especie de exorcismo en el que el demonio que me infesta es creado por alguna fuerza involuntaria que yo mismo inventé. Una vez puestos mis pensamientos en el papel, me doy a la tarea de olvidarlos. Me pasa prácticamemte con todo lo que hago y digo: una vez que dije lo que dije o escribí lo que traía atorado lo dejo y lo olvido. No lo rompo, no lo tiro, solo lo olvido, igual que olvido lo que me sucede: lo malo pero sobre todo lo bueno. Ya en una ocasión mi doctora me recomendó tratar de recordar lo bueno que me ha sucedido en la vida. No recuerdo si lo hice,...