Una simple posibilidad
Desde aquí y hasta donde puedo recordar, el miedo siempre me ha dominado. Esa es la impresión que tengo. Eso pienso. Y quizás no sea tan cierto. Triste, pero cierto, la mente me engaña con facilidad y suele ser mi peor enemigo. De ahí que tenga que pelearme conmigo, con mi esposa, con mi familia para convencerme de que no es así, de que el miedo no debe ser tan fuerte, que la voluntad tiene que sobreponerse. Pero entonces viene el espejo, y me miro y no puedo: el miedo me vuelve a vencer. Y me regreso a la cama y me tiro para no levantarme. Pero salgo al trabajo y lo hago con miedo, con esa idea permanente de que pronto pasará, de que llegará el momento en que no habrá más necesidad de hacerlo. Llego con miedo a la oficina y salgo de ella también con temor. Pero algo ha cambiado. No me di cuenta, no me quiero dar cuenta. Entonces llega el fin de semana en que veo a mi psicóloga y me dice. No no me lo dice. Me lo hace ver. Me...