¡Dónde andará mi mente?

Sí, no lo puedo negar. Tengo ganas de escribir, pero no tengo tiempo para dedicarme a ello. Mi mente está siempre ocupada en otras cosas. Un ejemplo es mi letra.

Cada vez que escribo, lo hago peor. Mis trazos están incompletos, las letras cada vez se parecen menos a lo que se supone deben ser. No sé si deba preocuparme por eso.

A veces no escribo correctamente por la prisa de alcanzar a mi propio cerebro. Nunca lo he logrado, pero creo que en últimas fechas es peor. Quiero escribir sobre las dos películas ue he visto últimamnte y que me han parecido extraordinarias.

También quise escribir sobre lo mal que estoy pensando, lo disperso y distraio que estoy. No me puedo concentrar en nada.

Apenas estoy iniciando algo y ya mi mentes está divagando por otros lados. Es como si estuviera huyendo de mí mismo, de mis pensamientos, como si hubiera dos Chaks, uno siempre detrás del otro sin dejarlo en paz, con la consigna de perseguirlo sin permitirle reflexionar o detenerse contemplar nada. Creo que voy de mal en peor.

Creo que tengo que plantearme algunas preguntas y tratar de contestarlas. También pienso que estoy perdiendo la capacidad de redactar, de ordenar las ideas, de ordenar el pensamiento.

Hace no mucho tiempo hubo en la tierra un hombre llamado Chak cuya mente, desde la adolescencia, comenzó a divagar por temas que nada tenían que ver con la realidad. Conforme pasó el tiempo, esas ideas se enquistaron en su sistema social, provocando que tomara malas decisiones como entrar en una carrera en la que muy probablemente nunca debió haber entrado.

También esas ideas deformes lo llevaron a conseguir trabajos que de otras forma hubieran sido completamente ilógicos. Esa es la historia en breve de Chak y sus tontas ideas.

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